¿Las redes que nos unen o nos atrapan?

Tecnologías de la cooperación. RHEINGOLD, Howard. Multitudes inteligentes. La próxima revolución social. Barcelona, Gedisa, 2004. Caps. 2 y 7

En el inicio de este capítulo el autor se pregunta: “¿Qué aportan las comunidades virtuales para que el individuo comparta constantemente información con personas a las que no ha visto nunca cara a cara?”. La respuesta es: “capital de red social, capital de conocimiento y comunión”.

Es posible admitir que Internet permite ampliar los lazos sociales pero creo que la posibilidad de construcción de nuevo conocimiento está limitada por la calidad de los lazos y los capitales culturales con quienes interactuamos (además de posibilidades materiales de producir esas redes).

Sin dudas, Internet permite cambiar las formas de cooperación. Pero siempre están presentes los problemas inherentes al funcionamiento social. Como el mismo autor explica, la cooperación y el conflicto son dos caras de un mismo fenómeno. Mientras algunos piensan en el bien común - un recurso del que todos podemos beneficiarnos, tanto si hemos contribuido a crearlo como si no-, otros buscan el beneficio de unos pocos. El instrumento –en este caso Internet- puede servir a uno u otro objetivo.

Para Rheingold, aspectos que contribuyen a la cooperación tales como la identidad, la reputación, los límites, los incentivos al compromiso y el castigo de quienes actúan solo pensando en sí mismos, se verán afectados por la tecnología.

Justamente, los fundamentos de Internet son obra de una comunidad de inventores que los cedió a la comunidad de usuarios: los hackers. La ética del grupo consistía en:

  • El acceso a los ordenadores debe ser ilimitado y total.
  • Siempre tiene prioridad el imperativo práctico sobre el enfoque teórico.
  • Toda información debe ser libre.
  • Desconfiar de la autoridad; fomentar la descentralización

Siempre de acuerdo al mismo autor, “la comprensión de la ética hacker y el modo en que se construyó Internet para funcionar como bien común es esencial para pronosticar dónde se originarán las tecnologías de cooperación futuras y de qué modo se fomentará o limitará su uso.”

El futuro, sin embargo, no parece tan promisorio en la medida que los intereses de unos pocos logran imponerse por sobre los demás. Los que han concentrado capital en las infraestructuras y grandes empresas pueden controlar los bienes comunes y reservarse el poder de innovación, excluyendo técnicamente a los futuros innovadores. Coincidimos con el autor en que por el momento vencen los intereses privados.

Las multitudes inteligentes, una multitud con conciencia propia de movimiento dirigido hacia un objetivo común, también es una posibilidad creada a partir de las nuevas tecnologías: “El poder de la multitud se refleja en su capacidad de superar las restricciones físicas de la planificación urbana, del mismo modo que tiende a difuminar las distinciones sociales, provocando una sensación de distanciamiento. Su autoridad radica en la capacidad de fomentar el movimiento y la agitación, atenuando así las presiones de los tecnócratas del Estado, las autoridades eclesiásticas y los intereses empresariales que pretenden regular o controlar tales movimientos.”

Consideramos no obstante que depende en parte de los objetivos si podemos llamar a estas multitudes como “inteligentes”: ¿Es inteligente un grupo que se reúne en un mismo lugar físico para mantener una guerra de almohadas”? Si eso lo promoviera la escuela, sería criticado por toda la eternidad.

El autor explica que la “red social significa, en la jerga del análisis de redes sociales, que cada individuo de una multitud inteligente es un «nodo» que tiene «enlaces» sociales (canales de comunicación y vínculos sociales) con otros individuos. Los nodos y los enlaces, elementos de las redes sociales creadas por humanos, son también componentes fundamentales de las redes de comunicación construidas con cables de fibra óptica o dispositivos inalámbricos, una de las razones por las que las nuevas tecnologías de comunicación han propiciado cambios sociales profundos.” Cité este largo fragmento porque pareciera que la inteligencia y la importancia de la red está en la red misma. Sostengo que es el modo en que se circula en esa red lo que realmente vale. El interactuar con otros puede volvernos seres humanos más consumidores, más ansiosos, más indefensos e inseguros, o todo lo contrario. Depende de la calidad de los vínculos y el modo en que nos apropiemos de ellos

Creo que es la escuela tiene un papel importante que cumplir en todo estos planteos. Brindar acceso a las tecnologías es solo un primer paso para formar un sujeto y una multitud inteligentes. La posibilidad de crear conocimiento y compartirlo con otros para re-crearlo es posible si se sostienen situaciones de enseñanza en donde se piensen “usos inteligentes de las tecnologías”.